Desde que estoy en este país me he dado cuenta de la verdadera diferencia entre culturas: la cultura de la generosidad y la de la mezquindad, la de la nobleza y la de la pendejada, la de la alta autoestima y la que piensa que tiene q sacar provecho de donde sea, sino terminará perdiendo.
Y aveces me he preguntado a mi misma cómo llegué a ser tan mezquina, tan egoísta, tan miserable. Me explico: Desde pequeña, si alguien en el colegio se veía necesitado de un borrador, un lápiz, una hoja de papel en la cual escribir y yo tenía para dárselo... no lo hacía. Ok, todos decían "falta de solidaridad", pero por qué? Creo que es porque desde pequeña siempre vi ese ejemplo a mi alrededor... cuando estaba más chica la gente q tomaba prestada mis cosas, me las devolvía mal, osea, el borrador me lo devolvía por la mitad, el lápiz chiquito o roto, si les prestaba colores, ellos los prestaban a otros y/o los perdían. A nadie le importaba devolverme las cosas tal como se las había dado, aveces se los tiraban, a nadie le importaba lo que yo sintiera. Ahí aprendí que ser generoso es sinónimo de ser tonto y susceptible a que se aprovechen de ti.
Lamentablemente esta conducta no se limitaba a mi colegio, en mi casa mi mamá, no sé con qué intención nos contaba siempre de cómo le había prestado plata a la vecina y esta nunca le había pagado, cómo les prestaba la licuadora y no la devolvían y ella tenía que ir a pedírsela, cómo ella generosamente les invitaba un buen lonche y ellos ni agua. Una vez más me confirmaba lo que pensaba "ser generoso es ser tonto". Y así entendía el mundo.
Ahora me es difícil deshacerme de esta conducta, la tengo como un lastre. Y lo peor es que me he dado cuenta de que no se limita a las cosas materiales, a todo en realidad, a las relaciones con amigos y parejas. Es que así entendí el mundo... y siendo el Perú un país tan mezquino (porq ahora se q así es) cómo iba a poder tener otra visión de las cosas... un país donde las empresas en donde sacas crédito te cobran hasta el papelucho de mierda de recibo que te mandan a tu casa (Ripley x ejem.). Donde los cobradores y pasajeros se pelan insultos por centavos, donde si sacas un libro de su bolsucha de plástico en una librería para ojearlo te dicen "no lo saques o lo vas a comprar", donde te hacen dejar las bolsas en la entrada de una tienda por miedo a q te embolsiques algo... eso no pasa aquí, ninguna tienda presume que vas a entrar a robar nada, puedes entrar con 5 bolsas y nadie jamás desconfiará de ti. Allá en las universidades se pide carnet para entrar, aquí NADA.
Tanto ejemplo de confianza y generosidad me ha hecho replantearme muchas cosas. Y sobre todo el ejemplo de una amiga chilena que vive en mi alojamiento... siempre piensa en ti, siempre le agrada ayudarte, darte, hacerte sentir un poco mejor. Por qué no puedo ser yo así? Por qué sigo pensando que voy a terminar perdiendo incluso si le doy a las personas que me ayudan.. es un pensamiento maldito creer que inclusive los más generosos cambiarán de actitud apenas les des algo y que toda su generosidad no es más que una falsedad para ganarse tu confianza y luego aprovecharse de ti.
Es que confieso que hasta en mi casa es así. En mi familia somos especialmente mezquinos entre los hermanos, siempre el "para mi", el "yo primero" el "porqué su presa es mas grande que la mia?" Todo el mundo sólo busca jalar agua para su molino. Lo habremos aprendido de los amiguitos gorreros de nuestra infancia? De los q se adueñan de un plato de chizitos en una fiesta infantil, de los que juegan con tus juguetes para llevárselos?
No le quiero echar la culpa a todo el Perú, había gente muy desprendida, nada mezquina, me quedó claro cuand una chica q en una clase de mi univ se encontró un borrador chévere entre nuestras carpetas, lo recogió, me miró y me dijo "lo partimos?" Yo ni lo necesitaba, pero sin embargo yo no podría haber hecho lo mismo que ella, habría sentido q me "quedaba sin nada, que perdía por tonta..." ayayay...
En fin, me he dado cuenta de esta conducta y estoy dispuesta a cambiarla, siento que aquí me puedo soltar más. Y en todo caso ya no me importa si al final esa persona me hace las mezquindades que tanto temo. La mezquina será ella, no yo.

Ayúdame a partir el borrador por la mitad...