"Pro-feto" o "Feto-lover" es el nombre con que se designa a las personas que profesan una gran preocupación con el feto humano mientras que es feto. Pero cuando este feto nace, ya no se preocupan tanto y le dejan todo el trabajo de su manutención, educación y crianza al Estado (o a Dios).
Su forma más común de defender la vida del feto es militar enérgicamente en contra del aborto e importunar a mujeres con intenciones de abortar, lo que puede derivar en un acoso sistematizado que incluye imperativos como "¿Déjalo nacer!!" hasta insultos de grueso calibre como "¡Asesina!", mostrarles imágenes crudas de fetos despedazados, leerles párrafos de la Biblia, todo con tal de disuadirlas de abortar. Minimizan el sufrimiento que puede acarrear un embarazo no deseado en una mujer, el cual, según ellos, nunca es tanto como para justificar el "quitar una vida huamana" y hacen apología del heroísmo y sacrificio materno por sacar adelante a los hijos que otras mujeres, según ellos en su misma posición, practicaron. Su consigna es que una mujer no está obligada a criar al hijo, pero sí a parirlo, darlo en adopción y olvidarse. Ellos también se olvidan, una vez que el niño nace, ninguno se ofrece a seguir defendiendo su vida como cuando era feto, aunque podrían hacerlo adoptándolo.
Cuando se les pregunta por qué no adoptan huérfano, ellos ponen muchas excusas como que no tienen tiempo, no tienen dinero, están aun estudiando, quieren tener sus propios hijos biológicos, no están preparados para ser padres, y un largo etcétera. Sabiendo que en el mundo la cantidad de huérfanos es exponencialmente más grande a la de adultos dispuestos a adoptar (hay 310 millones de huérfanos en el mundo), es completamente seguro que la gran mayoría de estos niños jamás encontrará familia y sufrirá las consecuencias de la soledad, el hambre y la falta de sentido de pertenencia. En muchos casos esto acarrea traumas y suicidio. En resumen, la postura pro-feto solo salva una vida humana hasta que cumple 9 meses, pero a la misma vida la gran mayoría de veces la condena a largos años de sufrimiento y soledad después de que nace, sufrimientos que ellos no están dispuestos a tratar de solucionar.
Los pro-feto suelen denominarse a sí mismos "pro-vida".